domingo, 30 de diciembre de 2007

La Biblioteca de Pinochet

El Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER) publicó a principios de mes, en exclusiva, un excelente y extenso artículo del periodista Cristóbal Peña sobre la Biblioteca de Augusto Pinochet. Seleccionamos algunas de sus partes más interesantes para realizar este entrada en nuestro blog.

Todo empieza como consecuencia de un procedimiento judicial por el que varios peritos acudieron a la residencia de Pinochet para cuantificar el valor de la biblioteca personal de Pinochet. Tras centenares de horas de trabajo la biblioteca, formada por casi 55.000 libros, se ha tasado en 2.560.000 de dólares. De acuerdo con lo escrito por Rodrigo García, nieto de Pinochet, en el libro testimonial Caso Riggs. La Persecución Final a Pinochet “la impotencia de ver a pelafustanes entrar y salir de su escritorio, con sus libros entre sus manos, le hicieron caer en cama por algunos días”.

Entre los 55 mil libros que Pinochet atesoró se encuentra parte de la biblioteca privada de José Manuel Balmaceda, una carta original de Bernardo O’Higgins y una particular edición sobre Manuel Rodríguez con timbre de la biblioteca del Instituto Nacional. Entre las muchas obras antiguas que aún conserva su familia, sujetas a embargo judicial, se cuenta una primera edición de la Histórica Relación del Reino de Chile, fechada en 1646 y escrita por el jesuita Alonso de Ovalle; dos ejemplares de La Araucana de Alonso de Ercilla que datan de 1733 y 1776, respectivamente; un Compendio de Geografía Natural y otro de Historia Civil, impresos en 1788 y 1795; un Ensayo Cronológico para La Historia General de La Florida, de 1722; una Relación del Último Viaje de Magallanes de la Fragata S.M. Santa María de la Cabeza, de 1788; y un libro de viajes a los mares del sur y a las costas de Chile y Perú, publicado en 1788 (foto a continuación) .

(Ver listado completo de Libros)

Encontramos también, por ejemplo, una biografía de Francisco Franco que Manuel Fraga Iribarne dedicó a Pinochet, así como otro libro dedicado al mismo por Manuel Contreras, actualmente convicto, cabeza de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), máximo organismo de investigación del gobierno de Pinochet.

A raíz del embargo de la biblioteca los investigadores realizaron las pesquisas necesarias para conocer cómo habían sido recopilados tantos libros, algunos de ellos de tanto valor.

Su librero más fiel y entrañable fue Juan Saadé, de aproximadamente la misma edad que él y que regentaba una librería de viejos que había fundado en 1941 con el nombre de La Oportunidad, ubicada en una antigua galería comercial de calle San Diego, en el centro de Santiago. Pinochet ya era cliente cuando aun era subteniente y solía comprarle libros de historia y geografía de Chile con cheques a plazo. Pero una vez que quedó instalado en el gobierno, el general de Ejército comenzó a pagar con cheques al día a nombre de la Presidencia de la República.

En la declaración jurada de bienes, realizada por Pinochet el 21 de septiembre de 1973, declaró poseer una biblioteca particular por un valor de 750.000 escudos (correspondientes a unos 12.000 dólares de la actualidad). De hecho de esa época hay ejemplares que llevan el timbre del teniente o ayudante mayor Augusto Pinochet Ugarte (ver foto siguiente). Entres estos libros aparecen unas primeras ediciones rústicas de Geopolítica (1968) y Campaña de Tarapacá (1972), dos libros de su autoría que tuvieron una cierta repercusión en el mundo militar.

Aunque es indudable la afición a los libros de Pinochet desde joven también es irrebatible que tras el Golpe de Estado de 1973 su biblioteca personal experimentó un sorprendente incremento, producto no sólo de regalos propios del cargo que ostentaba.

Otro librero aún guarda cientos de fotocopias con portadas de libros usados que ofrecía con regularidad al general Pinochet. Cuando el general se interesaba por algún título marcaba con un visto bueno la fotocopia de la portada para que se lo hiciera llegar a través de algún oficial encargado especialmente del tema.


De esta forma llegaron a sus manos títulos como Si Yo Fuera Presidente, de Tancredo Pinochet; El Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, de Hernán Vidal; El Gran Culpable, de José Suárez Núñez; El Guerrillero, de Chelén Rojas; Teoría Secreta de la Democracia Invisible, de José Rodríguez Elizondo; y El Mercurio y su Lucha contra el Marxismo, de René Silva Espejo. Algunos libreros de viejos recuerdan también que el general pedía todo lo que hubiese de Napoleón Bonaparte. También estaba muy interesado por Ortega y Gasset.

Entre los libros encontrados en la biblioteca hubo muchos regalos como el Compendio de Historia Civil del Abate Molina que el almirante Merino le regaló con motivo de un cumpleaños del general. Ese ejemplar de 1795 permanece en la casa de La Dehesa, sujeto a embargo judicial, y fue tasado en 1.500 dólares. Otro libro es el Epistolario de Diego Portales obsequiado por Cuadra. También hay libros con dedicatorias como la del autor de Estrategia y Poder Militar, Fernando Milia, capitán de la marina argentina, que escribe en noviembre de 1976 “al señor general Augusto Pinochet, reconocido geopolítico ayer y pilar antimarxista hoy, con todo mi respeto intelectual”.

Un gerente editorial de la época fue citado hasta los mismos salones de La Moneda para que expusiera colecciones en especial sobre historia. Como era un proveedor nuevo, hubo que dejarle en claro que al general no le interesaba en lo más mínimo la ficción ni la poesía. El único texto propiamente literario que conservó en la biblioteca de su residencia de Los Boldos se titula El Rigor de la Corneta, de Arturo Givovich, y es un clásico de la literatura militar chilena.

De acuerdo con el informe pericial no menos de un 5 % (2.750 ejemplares) han sido especialmente encuadernados en piel. Lo que no precisa ese informe es que el trabajo realizado a piezas de todo tipo, desde valiosas colecciones completas de Benjamín Vicuña Mackenna a vulgares ediciones rústicas o simples revistas, fueron realizadas por Abraham Contreras, el más prestigioso encuadernador que ha tenido Chile.

Como los grandes coleccionistas, el capitán general también tuvo la ocurrencia de marcar varios de sus ejemplares con un ex libris o sello de propiedad que mandó a fabricar a la Casa de Moneda de Chile. El sello tiene el diseño de una mujer alada que levanta una llama de la libertad al tiempo que sostiene un escudo con las iniciales de Augusto Pinochet Ugarte.


En septiembre de 1989 Pinochet inauguró la biblioteca de la Academia de Guerra del Ejército que lleva su nombre y reúne cerca de 60.000 títulos, la mitad de los cuales fueron donados por él. Hay piezas valiosísimas como el Ensayo Cronológico para la Historia General de La Florida (1722), de Gabriel Cárdenas, tasado en más de 3.000 dólares y que ni siquiera se encuentra en la Biblioteca Nacional de Chile. Otros 887 volúmenes de una colección de libros relativa a Napoleón Bonaparte fueron donados por Pinochet en septiembre de 1992. por su entonces comandante en jefe. En esas mismas fechas otros 633 títulos de diferentes temáticas fueron a parar a la Fundación Pinochet y otros 37 a la biblioteca central de la Universidad Bernardo O'Higgins.

Todas las imágenes son enlaces a la web de CIPER (Centro de Investigación e Información Periodística).

A disposición en PDF:

domingo, 23 de diciembre de 2007

Libros antiguos y presencia de osos en el centro de España

Los libros antiguos no son solo para observarlos. De ellos se pueden sacar importantes informaciones para la historia o para la ciencia.

En el día de hoy muchos diarios se hacen eco de una información de la Agencia EFE que, veremos, tiene que ver con lo antes comentado. Se trata de una mano de oso que ha sido datada con Carbono 14 y cuyo estudio ha sido publicado en el último número de la revista científica Molecular Ecology. Se trata de una mano de oso pardo que anda colgada de una iglesia de la población abulense de Navacepeda de Tormes, en plena Sierra de Gredos, y que según el estudio realizado tendría una antigüedad de 400 años, con un margen de error de 40 años.

Del origen de la garra no hay documento escrito conocido que informe sobre su procedencia. Pero gracias a los libros antiguos podemos conocer referencias a la presencia de osos pardos en la Sierra de Gredos o en alguna zona limítrofe como puede ser la provincia de Madrid. No en vano en el escudo de la capital de España aparece un oso (algunos dicen que es osa) y un madroño, lo cual pudiese ser evidencia de que en la zona habitaron poblaciones de osos.

La última cita conocida hasta ahora de osos pardos en el Sistema Central es recogida por el historiador Gonzalo Argote de Molina en el Discurso sobre la montería de 1582, donde narra como siendo príncipe Felipe II, este mató un oso "de un arcabuzazo" en las proximidades de El Monte de El Pardo, en Madrid.

Dos siglos antes, en el Libro de Montería de Alfonso XI, escrito a mediados del siglo XIV, se indica que las gargantas de Gredos "son un buen monte de oso en verano" y se citan algunos lugares cercanos a Navacepeda, donde existen además algunos topónimos que hacen referencia a los osos. De Madrid se dice en este libro que es "un buen lugar de puerco y oso".

Más recientemente, en el pasado siglo XX, nos encontrarnos posibles referencias a la mano del oso de Navacepeda en la novela de Ernest Hemingway, Por quién doblan las campanas, donde uno de los personajes dice haber colgado en la puerta de la iglesia de su pueblo una pata de oso que él mismo mató. Es conocido que Hemingway visitó la Sierra de Gredos durante el mes de junio de 1931 y existe una carta a su amigo John Dos Passos donde le comenta la existencia de una garra de oso clavada en la puerta de una iglesia.

Sobre los libros antiguos mencionados podemos encontrar tanto facsímiles como estudios relacionados con estos libros. En los enlaces sugeridos a continuación es posible realizar la compra de alguno de estos libros:

Gonzalo Argote de Molina/ Discurso sobre la montería

Libro de Montería de Alfonso XI

domingo, 16 de diciembre de 2007

Cuesta de Moyano

Jose Ángel Berrueco escribe el 11 de diciembre el siguiente artículo de opinión en La Opinión de Zamora sobre la Cuesta de Moyano de Madrid:

"Hasta ahora no había logrado ver abiertas todas las casetas de la Cuesta Moyano. Cuando me acercaba hasta allí, fuera por la mañana o por la tarde, siempre estaban cerrando. Me daba tiempo a ver el muestrario de apenas media docena de casetas y, a medida que avanzaba, a mi paso los libreros cerraban sus puestos. A pesar de los carteles que, en cada caseta, indican el horario de apertura al público, los libreros de allí ponen el candado en cuanto ven que hay pocos compradores, que llueve o que ya han vendido lo suficiente. El sábado conseguí ver todas las casetas abiertas y esas mesas, llenas de saldos y ofertas, que colocan en hileras frente a los barracones. El viernes pasado, siguiéndole la pista a un libro, me condujo a la página web de uno de los puestos de la Cuesta Moyano. Sin esperanzas, dirigí mis pasos allí. Le pregunté al dueño de la caseta y me dijo que los ejemplares catalogados en la página web nunca estaban en la librería. Pero no había problema: lo traería a la mañana siguiente. Podría recogerlo el sábado. Abrirían durante toda la mañana. Quizá porque era festivo, o quizá porque los sábados hay más afluencia de paseantes, compradores y curiosos, el caso es que me encontré el espectáculo agradable de la Cuesta Moyano llena de gente, con las mesas repletas de libros viejos y raros y unas ofertas increíbles. Por ejemplo, uno de estos muestrarios ofrecía libros en inglés a unos treinta céntimos, o así: no recuerdo la cifra exacta, pero era inferior a los cincuenta céntimos. Tenían preparado el libro que había pedido y, ya que estábamos allí, aproveché la oportunidad. Me di un garbeo por las mesas. Compré libros a un euro. Entre ellos, uno de Elmore Leonard que llevaba un tiempo buscando: "Out of sight", de la que rodaron una película, "Un romance muy peligroso". Un euro. Edición de bolsillo y en perfectas condiciones. También encontré una novela algo ajada de Kenneth Fearing, un autor de género negro que me había recomendado el poeta Karmelo C. Iribarren. No tenían exactamente "El gran reloj", que era el que quería, pero por un euro me llevé otra de sus obras. De la Cuesta Moyano se va uno con olor a polvo y a tinta en los dedos. Con los ojos cansados de registrar minuciosamente cada hilera de libros y de leer los títulos, los autores y los precios de venta. Esa mañana de sábado, y también la víspera, la noche del viernes, había cuajado en Madrid una niebla espesa que me reconfortó mucho. Soy hombre de nieblas. Cuando hay niebla, mi ánimo mejora. El viernes corría por la ciudad un aire helado y húmedo y una gasa de niebla que, juntos, me trajeron a la memoria y a las manos y a los pies el ambiente invernal de Zamora. El viernes por la noche coincidimos unos cuantos en nuestro veredicto, al salir a la calle: "Hace un tiempo propio de nuestra provincia". Me recordó a mi tierra en invierno y en Navidad: cuando uno sale por la tarde a hacer un recado y se le congelan las manos y la nariz y no ve un carajo entre la espesura de la niebla, y la humedad y la helada, a pesar de todo, le hacen sentirse bien, como si ese clima fuera muy saludable para el cuerpo y para el espíritu. Helado, pero contento. Y la mañana del sábado, mientras rebuscaba con ojos de cazador de letras entre los cajones y el revoltijo de ejemplares de segunda mano de la Cuesta Moyano, no fue muy diferente. Estuvimos un buen rato entre los libros. Al poco tiempo, las manos y los pies dolían por culpa del frío. Pero los libros abrigan, y aún más la compañía, y ese fue quizá mi paseo más agradable y enriquecedor por la Cuesta Moyano. "

Para quienes estén interesados en la compra de algunos de los libros que menciona el autor del artículo os dejamos unos enlaces:

Elmore Leonard / Out of sight

Kenneth Fearing / El gran reloj

Libros de Elmore Leonard

Libros de Kenneth Fearing


Para quienes no conozcan la Cuesta de Moyano os dejamos el siguiente video:

viernes, 14 de diciembre de 2007

Coleccionistas de manuales litúrgicos antiguos

Varios valencianos atesoran manuales litúrgicos del siglo XVIII y XX que remontan a tiempos en que las misas se daban en latín y de espaldas a los feligreses.

Hay libros con historia e historias sobre libros. Los misales escritos en la lengua oficial vaticana, aquellos manuales que acompañaban a muchos feligreses a su parroquia para seguir la misa que se oficiaba en latín y de espaldas a los fieles, son uno de esos casos. Valencianos como Miguel Prima, Amparo Martínez, Enrique Juan, Concha Navarro y Gonzalo Fernández todavía atesoran estos documentos que son importantes para recordar la vigencia en aquel momento del latín, conocer la evolución de los ritos religiosos y porque encierran muchas vivencias personales.

Uno de los casos más llamativos es el de Gonzalo Fernández, un gran coleccionista de libros antiguos de temas religiosos, de pensamiento filosófico, medicina y, cómo no, de latín. “Tengo más de 564 ejemplares y de estos, cinco serán misales. Un ejemplo es un misal de 1700 que se presenta sólo en latín. Son obras muy interesantes porque me gusta ver cómo evoluciona la tipografía, los grabados y la cultura religiosa”, explica Gonzalo Fernández.

Un ejemplar religioso que este valenciano tiene en gran aprecio es una Biblia Vulgata de 1693. “Está toda escrita en latín y es de la época de Sixto V”. Otra gran joya “es un incunable. El sermonario de San Vicente Ferrer que data de 1496 y que fue impreso en Venecia. Son obras difíciles de conseguir y, además, es muy interesante conocer la tipografía de la época”, añade.

Hay otros tesoros bibliográficos de Fernández que cabe citar como un misal de 1700 de la iglesia protestante que es obra de un gran predicador alemán, Immanel Gotlob; un orador cristiano de Gregorio Mayans, impreso en 1786 en Tomás de Orga o un sermonario de San Pedro escrito por Fray Manuel de Santo Tomás en 1799 e impreso en Valencia por Francisco Burguete. Un último ejemplo es Concordia Pia Confessio Fidei et Doctrinae , de 1705 “en el que figura un grabado en el que el emperador Carlos V diserta con sus nobles sobre los evangelios cristianos y luteranos”.

Las historias sobre misales de Enrique Juan, Concha Navarro, Amparo Martínez y Miguel Prima no se remontan a siglos tan pretéritos, pero están cargadas de recuerdos y anécdotas de un momento histórico que vuelve a estar de moda tras la aprobación y entrada en vigor –el pasado 14 de septiembre– del “motu proprio Summorum Pontificum” en el que Benedicto XVI autoriza a celebrar misas según el rito anterior al Concilio Vaticano II, en latín y de espaldas a los fieles.

Miguel Prima conserva un misal preconciliar llamado Misal completo latino-castellano por el Padre Vicente Molina, mandado imprimir por Jacinto Argaya, obispo auxiliar de Valencia. “Es del año 1958 y está impreso en la calle Cuarte”.

Este feligrés de la parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles del Cabanyal explica que este misal fue un regalo. “Tenía mi misal, pero la riada se lo llevó. El de ahora es de 1958 y me lo regaló un vecino”.

Prima detalla que las páginas “estaban divididas en dos partes, por un lado la versión latina, y al lado, la castellana, para que la gente pudiera seguir la misa y entenderla”.

Prima todavía fue uno de los valencianos que conoció las misas preconciliares e incluso participaba en los cantos en latín. Recuerda que en la parroquia de Los Ángeles, el sacerdote primero se expresaba en latín y, a continuación se volvía a decir en castellano, algo que no se hacía en todas las parroquias”.

Amparo Martínez es otra de las valencianas que en aquella época “salía de casa con mantilla y misal en mano para asistir a la misa dominical”. Su libro en latín también está vinculado a un recuerdo: “El misal fue el primer regalo que me hizo mi novio. Tenía yo 19 años. Como personas muy devotas, era algo muy importante para nosotros”.

Para Concha Navarro “una de las cosas más importantes que heredé de mi abuelo Victoriano, que era mi padrino, es su misal en latín. Lo guardo junto a mi catecismo”.

El más joven de estos valencianos, Enrique Juan, de 33 años, se siente orgulloso de guardar en el estante de su habitación varios misales. Uno es el del Padre Ribera, en una edición de 1940 ó 1950. También tengo algunos devocionarios litúrgicos con oraciones y pláticas de piedad en latín y castellano.

Enrique Juan no conoció aquella época, pero apunta que como “siempre había tenido inquietud por escuchar misas en latín, fui a las fiestas del Corpus del Patriarca y me gustó mucho. Me llama la atención por la cosa cultural, por su riqueza y por los cantos que se han conservado”. Poco a poco su interés ha ido creciendo y, “como hay gente mayor que sabe que me gustan los libros antiguos, me los han ido regalando”.


Artículo original publicado en el diario Las Provincias del 30 de septiembre de 2007.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Bibliofilia en Buenos Aires

En una entrada de nuestro blog hace unos meses tuvimos la ocasión de hablar de las Librerías Anticuarias en Buenos Aires. Junto a las librerías de viejo podemos contabilizar en Buenos Aires más de 40 librerías en la ciudad. Y esto sin contar las casas de subastas que también participan activamente en el negocio de la venta de libros antiguos.

El diario Clarín publicó el pasado día 9 de diciembre un interesante artículo sobre el mundo de la venta de libros antiguos en Buenos Aires. Pasamos a desgranar algunos extractos interesantes.

En dicho artículo se da una lista de los bibliófilos más importantes que vivieron en Argentina: el historiador italiano Pedro de Angelis, Andrés Lamas, Manuel Trelles, Bartolomé Mitre, Teodoro Becú, Antonio Santamarina, Eduardo Bullrich, el poeta Oliverio Girondo, Guillermo Furlong, Alejo González Garaño, Alfredo Hirsch, Miguel Angel Cárcano, Giselle Shaw, Antonio Larreta, Matías Errázuriz y Federico Vogelius.

Pero, ¿qué grado de aportación tienen los bibliófilos en este negocio del libro antiguo? En el artículo del diario Clarín podemos leer que algunos libreros confiesan que los compradores que mueven el mercado en Argentina no son realmente más de trescientos, entre los que ya se incluyen los representantes de instituciones tanto privadas como públicas.

Los anticuarios se abastecen fundamentalmente de la compra de bibliotecas y es aquí donde entra en juego el bibliófilo. Una vendedora de la librería bonaerense L'Amateur señala que están "viviendo" de las bibliotecas que se formaron en la Argentina en la primera mitad del siglo XX. Otro librero, Alberto Casares, destaca que "el destino de los libros es pasar de un dueño a otro", y el artículo de Clarín refuerza esta idea con un escrito que Pedro de Angelis dirigió en 1856 a Manuel Trelles: "el sentimiento que naturalmente tengo de separarme de la parte más preciosa de mi biblioteca queda en gran parte atemperado por la idea de que los nuevos poseedores son personas inteligentes, y que saben apreciarla".

¿Qué precios está dispuesto a pagar un bibliófilo empedernido? Lo primero, por supuesto, es necesario disponer del dinero suficiente porque los libros que quiere un bibliófilo no son nada baratos. El artículo de Clarín nos da una idea de los precios que algunos libros pueden alcanzar en la actualidad en Argentina:


  • De la diferencia entre lo temporal y eterno, obra ascética del jesuita español Juan Nieremberg, en la traducción al guaraní hecha por el también jesuita José Serrano, ilustrada con grabados del indio Juan Yaparí. Impreso por los jesuitas en la misión de Loreto en 1705. Un coleccionista lo ofrece por un millón de dólares.

  • El incunable Liber chronicarum de Hartmann Schedel impreso en Nuremberg en 1493 por Anton Koberger, con ilustraciones de Durero, vale 150.000 dólares.

  • La Colección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las provincias del Río de la Plata, de Pedro de Angelis, vale 50.000 dólares.

  • Una primera edición de Martín Fierro, de 1872, puede alcanzar un precio de 40.000 dólares.

  • La edición elephant del libro de Emeric Essex Vidal, Picturesque illustrations of Buenos Ayres and Montevideo, editado por Ackerman en Londres en 1820, cuesta 24.000 dólares.

  • Fervor de Buenos Aires de Borges, de 1923, está sobre los 20.000 dólares.

  • Descripcion chorographica de Terreno Ríos, Arboles, y Animales de los dilatadísimas provincias del Gran Chaco, Gualamba, y de los Ritos y Costumbres de la inumerables naciones de barbaros e infideles que le habitan, editada por el jesuita Pedro Lozano en (Córdoba) España en 1733, vale 15.000 dólares.

  • El Contrato Social de Rousseau, traducida por Moreno y publicada en 1810, cuesta sobre los 8.000 dólares.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Strand, una librería de segunda mano en la Gran Manzana

Strand es la librería de segunda mano más vieja de Nueva York. Este año ha cumplido su 80 aniversario y desde hace una década está instalada en plena Gran Manzana, en una esquina al sur de la calle Broadway. Su lema quiere llamar la atención sobre los innumerables libros que contiene: "18 millas de libros".


La librería Strand en la actualidad

El dueño es Fred Bass y fue su padre quien en 1927 estableció la librería en la zona llamada Book Row, una calle adyacente a Broadway que llegó a albergar en aquellos años medio centenar de librerías en poco más de seis manzanas. Hoy ya no queda ninguna.

La librería Strand en 1938 cuando estaba instalada en la Book Row

La siguiente generación ya ha empezado a poner sus pinitos en la librería. Su hija ha sido quien impulso desde 1999 el comercio de la librería on-line, que supone actualmente un 25% del negocio.

La librería consta de cinco pisos y en ella se venden libros con todo tipo de temáticas. No solo hay libros usados, sino que también se venden libros nuevos más baratos. Una de las plantas está dedicada a los libros antiguos, donde actualmente podríamos encontrarnos con un Ulises de James Joyce ilustrado por Matisse, valorado en 35.000 euros.

Información basada en el artículo publicado por Bárbara Celis en el diario El País del pasado 10 de diciembre.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Las obras perdidas de Eugenio Espejo


Eugenio Espejo es uno de los iconos de la cultura ecuatoriana. Fue un médico ilustrado quiteño que murió en 1795, a los 48 años de edad, víctima de la disentería. Es considerado el prócer de la independencia de Ecuador y fundó el primer periódico de este país.

A pesar del ensalzamiento que Eugenio Espejo tiene en Ecuador es verdaderamente difícil hacerse con alguna de sus obras escritas. Sus libros prácticamente no se pueden obtener en las librerías y, de estar accesibles, solo es a través de alguna biblioteca.

En 1912 el Municipio de Quito encargó a Federico González Suárez una edición crítica de las obras completas de Espejo. El proyecto se quedo en agua de Borrajas y solo se hicieron tres tomos donde aparecen las obras El nuevo Luciano, Las reflexiones sobre las viruelas y La defensa de los curas de Riobamba así como una serie de sermones y discursos. Estos tomos no se volvieron a reeditar y únicamente tenemos acceso a ellos a través del fondo antiguo de alguna biblioteca.

El profesor estadounidense Philip L. Astuto publicó escritos en la biblioteca Ayacucho sobre la obra educativa de Espejo. Contiene títulos como El nuevo Luciano, Marco Porcio Catón y la Ciencia Blancardina, pero ni bibliotecas ni librerías tienen este libro entre sus referencias.

En la década de los sesenta se realizó una edición masiva de algunas obras de Espejo dentro de la colección Biblioteca de autores ecuatorianos de Clásicos Ariel. La selección, realizada por Hernán Rodríguez Castelo, no ha vuelto tampoco a editarse.

Basado en una noticia del diario El Comercio

Se pueden buscar, para comprar, libros de Eugenio Espejo a través de los siguientes enlaces:


Libros de Eugenio Espejo

Libros sobre Eugenio Espejo

viernes, 7 de diciembre de 2007

La Maga, una librería anticuaria en Quito (Ecuador)

Antaño la librería se llamaba Multilibros. Su dueña decidió venderla y una empleada suya, María Gabriela Borja, quería seguir con el negocio. Dado que no poseía el dinero suficiente convenció a un amigo para comprarla. Así fue como nació La Maga, el nuevo nombre que hace un año adoptó esta librería. Su nombre no puede ser más literario, se refiere a La Maga de la novela Rayuela, de Julio Cortázar. Entre sus libros podemos encontrar obras editadas en los siglos XVIII y XIX.
La librería está en Quito, en la calle 18 de Septiembre, entre las calles 9 de Octubre y Amazonas.

jueves, 6 de diciembre de 2007

De vieja Librería Anticuaria a Café Literario

En el centro histórico de Génova (Italia) una librería anticuaria ha sido reconvertida en un Café Literario en el cual además de beber y tomar un aperitivo se podrán ver libros antiguos e incluso comprarlos.




La librería de la Piazza delle Erbe ahora es el Caffé Letterario delle Erbe. El nuevo dueño, Paolo Crepet, ha decidido dejar parte del encanto de la librería como parte de su Café, que no posee cocina. Los libros antiguos que forman parte de ella han sido valorados por un experto.




Información y fotos de una noticia de la web Mentelocale (en italiano).

martes, 4 de diciembre de 2007

Los libros eróticos de la Biblioteca Nacional de Francia

Desde hoy y hasta el próximo 2 de marzo de 2008 será posible visitar en la Biblioteca Nacional de Francia una exposición de más de 350 volúmenes antiguos que contienen imágenes con alto contenido erótico, algunos de ellos nunca mostrados al público.


Este tipo de libros, tanto eróticos como pornográficos, estén ilustrados o no, se incluyen desde 1844 en una sección oculta de la biblioteca denominada el "infierno". En 1876 ya había 620 libros catalogados en esta sección. A día de hoy se calcula que en el "infierno" hay más de 1.700 libros que abarcan un amplio espectro temporal, comprendido entre el siglo XIV y el siglo XX. El libro más antiguo, del siglo XIV, es el Roman de la rose de Guillaume de Lorris y Jean de Meung, donde podemos encontrarnos la imagen alegórica de una monja que recoges frutos del árbol de los penes. Por contra el libro más moderno es Au jour dit, de Pierre Bourgeade, publicado el año 2000 y repleto de fotografías pornográficas realizadas por Joël Leick.

Entre los muchos libros de la muestra podremos ver Thérèse philosophe, del marqués de Argens, una novela libertina del siglo XVIII en la que la protagonista sólo cede a su amante tras haberlo aprendido casi todo del amor gracias a los libros y los grabados.


Más contemporáneo es el caso de La Histoire d'O. Se trata de una novela escrita bajo el seudónimo de Pauline Réage y que en 1955 ganó el prestigioso premio literario francés Les Deux Magot. Se prohibió su exhibición en escaparates y su venta a menores. Dos décadas después se convertiría en un best seller mundial hasta el punto de hacerse una película. Hasta el año 1994 no se descubrió quien era la persona que estaba oculta tras el seudónimo de Pauline Réage: la escritora e intelectual francesa Dominique Aury.

Dada la naturaleza de la muestra solo estará permitida la entrada a mayores de 16 años. La exposición permanecerá abierta de martes a sábado, de 10 a 19 horas; y de 13 a 19 horas los domingos. La entrada normal cuesta 7 euros.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Digitalización de la Biblioteca Hemeroteca Sofía Moreno Garrido de Almería

La Biblioteca Hemeroteca Sofia Moreno Garrido de la Diputación Provincial de Almería cumple este año un cuarto de siglo de su fundación. Durante estos 25 años ha reunido, catalogado y conservado todo tipo de soporte documental referido a Almería.

Parte del nombre de esta biblioteca hemeroteca se debe a la donación por parte de Antonio Moreno de sus fondos de prensa y de libros antiguos con el tema de Almería fundamentalmente. En su 25 aniversario esta biblioteca se puede vanagloriar de haber creado una completa y sólida página web en la que no solo se da a conocer los fondos que tiene sino que ha incluido abundantes reproducciones digitales de sus fondos antiguos y modernos, con publicaciones que van desde los siglos XVI hasta la mitad del siglo XX. Entre ellas está una de las primeras obras de la historia de Almería, Vida de San Indalecio y Almería del año 1699, o los estatutos de la Real Sociedad Patriótica de Vera editados en Madrid en 1776.
La Biblioteca Digital de la Biblioteca Hemeroteca Sofía Moreno Garrido accesible a través de Internet contiene:
  1. Fondo antiguo de Monografías de los siglos XVI a primera mitad del siglo XX
  2. Colección de la escritora Carmen de Burgos Seguí también conocida bajo el seudónimo Colombine
  3. Colección del escritor Francisco Villaespesa
  4. Prensa almeriense de los siglo XIX y XX
  5. El Boletín Oficial de la Provincia de Almería (BOPA) de 1835 a 1939.
  6. Imágenes de Almería

Gracias al trabajo de esta biblioteca se han podido catalogar 14.212 monografías, 2.186 títulos de prensa (con las colecciones, entre otros, de periódicos como La Crónica meridional, La Independencia y el Diario de Almería), revistas, anuarios, memorias y boletines, 2.500 artículos, 2.000 fotografías (tarjetas postales, reportajes de eventos y personajes almerienses), 454 mapas y planos (originales y reproducciones referidas a Almería y a su provincia) y 29.215 audiovisuales.

Puedes comprar libros de Carmen de Burgos (Colombine) y de Francisco Villaespesa a traves de los siguientes enlaces:

Libros de Carmen de Burgos (Colombine)
Libros de Francisco Villaespesa