lunes, 28 de abril de 2008

¿El fin del negocio de los libros de viejo?

El pasado 21 de abril el diario económico Expansión nos deleitó con un interesante reportaje realizado por Manuel Haro desde Barcelona titulado "El negocio que se esconde tras los libros de viejo":


Muchas librerías anticuarias han cerrado sus puertas en los últimos años en Barcelona por el alza de los alquileres. La antigüedad, el estado de conservación y el valor sentimental intervienen en la fijación del precio.

Los libreros de Barcelona coinciden en sus opiniones sobre el negocio de los libros de viejo: “es un medio precario pero seguro, con el que se puede subsistir”, explican los libreros consultados. Abrir una tienda de libros antiguos no es fácil, dado que requiere tener un fondo muy amplio para empezar a vender; por esa razón en los últimos años no se ha abierto ningún establecimiento nuevo en Barcelona.

En cambio, “sí que ha habido libreros que han echado el cierre a sus tiendas porque los alquileres de los locales son muy altos y les sale más rentable trasladarse a un almacén y vender sus libros a través de Internet”, explica Albert Obradors, presidente del Gremi de Llibreters de Vell y propietario de la librería Casals. Albert Roqué, dueño de Els Llibres del Tirant, tiene uno de los catálogos de libros más preciados de Barcelona y, en vez de venderlos a través de tienda, prefiere hacerlo en su despacho en la calle Muntaner de Barcelona, donde atiende a sus clientes con cita previa: “lo hago –explica Roqué– por comodidad”.

Un librero tiene una facturación media de entre 6.000 euros y 10.000 euros mensuales (contando la venta de libro antiguo y de ocasión), aunque Obradors matiza que algunas librerías sólo se mantienen con la venta de volúmenes de ocasión, por lo que su facturación no supera los 3.000 euros mensuales. Miquel Requena –antiguo propietario de la librería Studio de la calle Aribau de Barcelona– explica que hay una gran diferencia entre un librero y un comerciante: “El primero espera el momento oportuno para vender un libro; el comerciante, en cambio, tiene prisa por vender su catálogo al precio que sea”.

Una librería anticuaria es, por norma general, un negocio familiar. Son pocos los que deciden abrir una tienda de este tipo; lo normal es que el local tenga varias décadas de historia. La librería Studio es un ejemplo de negocio familiar: Requena abrió sus puertas hace aproximadamente 40 años y cuando se jubiló cedió el negocio a su esposa. “En el futuro –asegura– será mi hija la que se encargue de todo esto”.

La librería anticuaria Farré, en cambio, tiene un perfil diferente. Josep Maria Farré adquirió la librería de la calle Canuda de la capital catalana hace 15 años y ha conseguido crear una estructura empresarial con nueve empleados y una venta activa en tienda, almacén, Internet y ferias. Entre sus clientes se encuentran entidades públicas y privadas interesadas en formar su propia colección de libros antiguos. En su caso, la facturación mensual es superior a la media habitual. Obradors empezó en el negocio de las antigüedades y en 1986 decidió abrir con su esposa la librería Casals, en la calle Aribau de Barcelona. Roqué abrió su despacho –Els Llibres del Tirant– hace ocho años, aunque lleva más de dos décadas dedicado al mundo de los libros.

El valor
Los libreros también coinciden en que un libro nunca pierde valor, sino que, a largo plazo, puede aumentar su precio considerablemente: “Hace pocos días compré una biblioteca a un particular que la había heredado de su padre –afirma Obradors–; cada libro le costó 1,2 euros y ahora esos volúmenes pueden venderse a 60 euros”. Farré señala que hace años vendió una revista difícil de encontrar por 150 euros y ahora la ha recomprado a su propietario por cinco veces más y “todavía –asegura– se pueden obtener beneficios de ella”. Farré dice además que hay coleccionistas que especulan con los libros, que compran para vender más tarde a un precio superior, “aunque esto lo hacen más por entretenimiento que por beneficio económico”.

El precio del libro lo fija el propietario, él decide su valor. “Antes de la llegada de Internet –dice Obradors– el mismo libro podía tener un precio muy bajo en Barcelona y uno muy alto en Bilbao, pero ahora el cliente puede comparar tarifas a través de la red y eso provoca que los precios sean más competitivos”. En cualquier caso, el valor de un libro se fija en función de muchos aspectos, como pueden ser el estado del ejemplar, la época en que haya sido publicado o la tirada que tuvo ese título. Entre los libros más preciados están los incunables (publicados desde el nacimiento de la imprenta hasta 1499), las primeras ediciones –actualmente en Catalunya están muy buscadas las de Salvat Papasseit, que pueden alcanzar los 2.500 euros– y los manuscritos.

A su precio de mercado hay que añadir el valor sentimental que el libro tenga para el librero. Miquel Requena –de la librería Studio– afirma que “cuando tenemos cariño a un libro y un cliente pregunta por él, lo pasamos mal y a veces rehusamos deshacernos de él por el miedo a no volverlo a ver más, aunque eso signifique vender menos”.

Método Hipócrates
El sistema Hipócrates es un método para fijar precios que todavía algún librero utiliza. La ley obliga a marcar lo que cuesta cada libro, pero puede que algún comprador encuentre ejemplares que, en lugar de llevar el precio fijado, tiene una referencia con letras. Se numera cada letra de la palabra Hipócrates del uno al diez (ninguna letra se repite, por lo que no hay confusión con los números); de ese modo la H es el uno, la I el dos… la E el nueve y la S el cero.

Si un librero considera que el precio de un libro es de 1.200 euros, en vez de marcar esta cifra, pondrá HISS. Si el comprador es experimentado, no tendrá problemas en saber cuánto vale el libro; si, por el contrario, no lo es, el librero podrá variar el precio dependiendo del cliente o de las ganas que tenga de vender el libro. Obradors asegura que “desde el Gremi de Llibreters de Vell –entidad que preside– luchamos contra estas irregularidades”.


Nota de El blog de los libros antiguos sobre Joan Salvat-Papasseit: es un poeta catalán, máximo exponente del futurismo catalán. Se inicia en el anarquismo y forma parte de la redacción de la revista Los miserables, afín a esas ideas. También es el bibliotecario del Ateneu Enciclopèdic Popular. Los artículos que escribió en la época se recogerían en el volumen Humo de fábrica. Giraría su rumbo ideológico y terminaría afiliándose a las Juventudes Socialistas.

Los libros de poesía que escribió son:

Poemes en ondes hertzianes (1919).
L'irradiador del port i les gavines (1921).
Les conspiracions (1922).
La gesta dels estels (1922).
El poema de la rosa als llavis (1923).
Óssa Menor (1925).

El compedio de artículos Humo de fábrica es de 1918.

(cada enlace envía directamente a la búsqueda y compra del libro correspondiente)

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesantísimo artículo que , seis años después,no ha perdido vigencia.Es bien cierto el auge de la venta en internet posibilita la adquisición de libros pero en detrimento del trato próximo con el amigo librero,fuente casi inagotable de conocimientos para mi imprescindibles.
Llevo coleccionando libros de temática infantil y juvenil desde hace unos quince años y mi propósito a través de mi blog: "la colección aventuras del pasado" es dar conocer a coleccionistas obras completas y compartir los conocimientos que he adquirido a lo largo de estos años.