El Códice Daza, de Lope de Vega
Rescatamos el siguiente artículo escrito por Blanca Berasategui, directora de El Cultural, en dicha revista el pasado 20 de marzo de 2008.
Desde hace un año largo, está en venta uno de los dos (o, según algunos expertos, tres) códices autógrafos de poesía que existen de Lope de Vega. Su valor bibliográfico es enorme. Se trata del llamado Códice Daza, cuyo heredero ha solicitado el permiso correspondiente para subastarlo fuera de España. La Casa de subastas Christie’s ofrece por él una cantidad que alcanzaría el millón de euros (se habla de 800.000 a 900.000 euros de partida), que es, según los especialistas, lo que vale en el mercado internacional. Pero el Códice Daza no puede salir del país. Así lo ha dictaminado la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de bienes del Patrimonio Nacional. La Bibioteca Nacional quiere adquirirlo, pero no tiene presupuesto para ello. Y busca un mecenas.
En la primera página se lee “Agosto de 1631”. En la cubierta, en tinta negra : “Aquí están las Eglogas”. Es el Códice Daza, cuaderno autógrafo de Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635) cuyo rastro se había perdido desde hace un siglo y que ahora sus herederas han sacado a la luz para ponerlo en venta. Es una joya: doscientas cincuenta folios en pergamino de 20,08 x 15, 50 cm, con numerosa obra inédita, escritos por Lope desde 1631 a 1634, al final de su vida. Es, sobre todo, una rareza, porque se trata de un cuaderno-borrador de poemas, plagado de tachaduras y rectificaciones de obra no pensada para publicar, según los expertos.
850.000 euros, y en España
La noticia lleva guardada tiempo, desde junio de 2005, cuando la Biblioteca Nacional recibió inesperadamente una de las visitas más deseadas. Los propietarios del importante Códice Daza se dirigieron a las salas de la Biblioteca con unas fotocopias del manuscrito de Lope bajo el brazo preguntando inocentemente cuánto podía valer aquello que traían. Las fotocopias y otros documentos que portaban tuvieron pronto para los expertos todas las trazas de tratarse del auténtico cuaderno inédito de Lope, tan perseguido por coleccionistas e investigadores. Empezó entonces el trabajo del plantel de expertos de la Biblioteca para cotejar y autentificar el manuscrito. Muy pronto advirtieron a la propietaria que se trataba de una joya por la que le ofrecían 200.000 euros. Pocos meses después, la BNE recibió de la casa de subastas Christie’s una petición de verificación del manuscrito de Lope. Una experta de la institución estudió entonces el documento, por primera vez físicamente. En diciembre de ese 2005 la Junta de Calificación de Bienes deniega el permiso de exportación de la obra, y así lo informa a Christie’s y a la propiedad. Al denegarse, se convierte el documento en una figura legal llamada OVI (Oferta de Venta Irrevocable) a favor del Estado. Los propietarios solicitan entonces al Estado la suma de 850.000 euros por el documento. “No es un precio excesivo –reconoce Milagros del Corral, directora de la BNE–, porque el mercado del libro antiguo ha subido en pocos años de forma espectacular, pero decididamente no tenemos presupuesto para comprarlo”.
En busca de un mecenas
“Dado su indiscutible valor –insiste–, la Biblioteca Nacional tiene un enorme interés en este códice cuyo destino natural es el de integrarse en nuestra rica colección de autógrafos de Lope de Vega”.
Todos los expertos consultados coinciden: la cantidad que piden los herederos del Códice Daza está en precio, no es una suma excesiva si se compara con los seguros que la propia Biblioteca tiene que pagar por las obras importantes que alberga. Pero el presupuesto anual del centro para adquisiciones de fondos –un millón de euros– le impide hacer frente a su adquisición, por muy recurrente que sea el tema en todas las reuniones mensuales de la comisión de adquisiciones de la Biblioteca. Sí ha podido comprar otros muchos libros, aunque no comparables. El 12 de febrero pasado, por ejemplo, compró a un librero de viejo de Zaragoza un incunable de la Gramática de Antonio de Nebrija, editado en Burgos en1496, por cien mil euros. Unos días más tarde, se hizo con otro incunable de 1477 de un estudio sobre la Metafísica de Aristóteles, del que no existe otro ejemplar en ninguna biblioteca española, por quince mil euros. Y una joyita: la Cartilla Castellana para Luis, Principe de España, editado en Madrid en 1708, por 95. 000 euros. Se trata de un manuscrito iluminado sobre pergamino, es decir, una rareza y, por lo tanto, valiosa en el mercado. Compras, todas ellas, importantes para el patrimonio bibliográfico español.
La directora de la Biblioteca Nacional pide, pues, generosidad a los posibles mecenas, y recuerda lo que hizo en su momento la Fundación Juan March, que adquirió el Códice de Mío Cid para donarlo a la Biblioteca. “Necesitamos a un mecenas dispuesto a hacer este gesto en favor del patrimonio bibliográfico de todos los españoles”, remata su directora.
¿Qué es el Códice Daza?
Pues nada menos que un libro entero escrito de su puño y letra por Lope de Vega, con anotaciones y correcciones múltiples.
Sabíamos que Lope escribía impetuosamente, con improvisación, rapidez y en cualquier lugar. En cuadernillos en blanco, donde iba escribiendo lo que se le ocurría y que ponían su inspiración a buen recaudo, sobre los que volvía adelante y atrás, tachaba, corregía. Testimonios, en fin, que tan bien reflejan la creación palpitante del genio. Agustín Duran (según recoge Joaquín de Entrambasaguas) anota que en los borradores, Lope “interrumpe sus composiciones en una hoja, interpone otras en medio, síguelas en donde le place, y en fin, empieza su escritura muchas veces volviendo los folios de la cabeza al pie o del pie a la cabeza. Todo, pues, prueba que llevaba consigo cuadernos en blanco donde en cualquier sitio o lugar que se veía inspirado o necesitaba escribir, lo ejecutaba”.
Esta forma de trabajar de Lope explica bien la práctica inexistencia de borradores, en la mayor parte de los casos, o que muchas de sus comedias hayan llegado hasta nosotros escritas directamente y vendidas al propietario teatral así, llenas de tachaduras y rectificaciones, quedando al arbitrio de este último realizar las modificaciones que le parecieran oportunas.
De sus innumerables obras (sólo comedias escribió unas 1800, de las que nos han llegado unas 400) se conservan bastantes autógrafos, 36 completos de comedias y otros fragmentos, según el estudio publicado por Marco Presotto, Le comedie autografe di Lope de Vega, en 2000) . De ellas, 22 se encuentran en la Biblioteca Nacional de Madrid, que posee el mejor conjunto del mundo de obras autógrafas de Lope, procedentes fundamentalmente de la colección del duque de Osuna, y otros de las colecciones Olózaga y Durán.
Poemas inéditos
Sin embargo, al margen de esas obras existen algunos borradores rarísimos que Lope realizó sin finalidad de venta, en colecciones privadas de España. Uno de ellos es el llamado Códice Durán, que pertenece a la colección Masaveu, importantísimo manuscrito que en unas semanas será también noticia, y el conocido como Daza, ahora en busca de comprador. Existe (o existía) un tercero, conocido por los expertos como Códice Pidal, hoy en paradero desconocido.
El códice Daza contiene una parte de obra inédita de Lope, transcrita por primera vez en 1970 por Entrambasaguas, y otra ya publicada. De lo ya conocido destaca La Dorotea (su principal obra en prosa, de 1632, un extenso diálogo al estilo de La Celestina, que Lope prefirió denominar “acción en prosa”), Amarilis, Huerto Desecho…Entre lo desconocido alberga numerosos poemas inéditos, todo ello mezclado, lo que revela la desordenada manera de trabajar, simultánea en varias obras, de Lope. Como de costumbre en su obra, variaciones en la letra, retrocesos, tachaduras violentas en los folios.
Para resaltar la importancia del manuscrito hay recordar, por ejemplo, que ni de Góngora, ni de Quevedo, ni de ningún otro gran poeta clásico se conservan autógrafos de este tipo, es decir, un libro entero escrito de su puño y letra, plagado de anotaciones y tachaduras múltiples. Al parecer, no se ha recogido nunca el total de manuscritos poéticos autógrafos de Lope, algo que sí ha hecho el profesor veneciano Marco Pressotto respecto a los textos teatrales. Los lopistas aseguran que, además de muy escasos, los manuscritos autógrafos de Lope, que han ido apareciendo y desapareciendo a lo largo de cuatro siglos con cuentagotas, nadie ha estudiado sistemáticamente su poesía manuscrita.
Descripción minuciosa
Cuando el equipo de expertos de la Biblioteca Nacional examina el manuscrito original y lo coteja con varias reproducciones de otros autógrafos de Lope de la Biblioteca Nacional, comprueba “la indudable autenticidad de la atribución, según el ductus de algunas letras seleccionadas, el tipo de caligrafía (de la misma mano aunque varía según los cuadernillos), el tipo de advocaciones religiosas en cabecera con el signo monogramático de la cruz, y otras características de la obra”.
El informe describe con minuciosidad todos los detalles del manuscrito. Dice, por ejemplo, que “las medidas de la caja de escritura varían mucho según las páginas, y según se trate de verso o prosa, oscila en torno a los18 x 13 cm”. Que en algunas páginas, como en el folio 171, por ejemplo, “hay anotaciones en vertical”. Que los 250 folios “son de diferentes papeles verjurados según los cuadernillos. (Distintas paginaciones en tintas de color y de diversas épocas, una hasta la página 436 y otra, comenzando al revés hasta el nº 96 )”.
La encuadernación es, parece ser, algo posterior en pergamino ligeramente deteriorado, con broches de cordel. No hay ex libris de propiedad pero hay señales numéricas, al modo de signaturas de pertenencia a bibliotecas, en el lomo “nº302” y otra “36”. En las guardas, anotaciones autógrafas del Duque de Sessa.
El volumen es lo que los expertos llaman un facticio, es decir, un conjunto de diversos cuadernos reunidos a posteriori, de distintos tamaños y texturas y algunos de ellos encuadernados al revés. Como en todos los autógrafos de Lope, hay abundantes correcciones y tachaduras, que en algún caso hacen ilegible el texto, como en las imágenes que publicamos en estas páginas.
En dos tarjetas postales fechadas en 1941, que se refieren a dicho manuscrito, el profesor de literatura Joaquín de Entrambasaguas escribía a Mario Daza, propietario del manuscrito entonces y que se lo había dejado examinar, comentándole entre otras cosas:
“Querido Don Mario : me han entregado ya las fotos del códice de Lope que me llevo a Santander para transcribirlo…” (28 de Julio de 1941, Madrid). En la otra postal, Entrambasaguas escribía: “No crea q. la trascripción del códice es fácil… se trata de un borrador enteramente autógrafo de Lope, perteneciente a su última época (1631) y contiene bastante inédito y variantes muy valiosas de obras principales suyas: La Dorotea, Amarilis, huerto desecho, prosa, verso, en fin, curiosísimo. Cuando lleguen a Madrid [el propietario estaba en San Sebastián] avíseme y le diré más descubrimientos: es largo de contar…” (20 de agosto de 1941, Madrid)
No fue hasta 1970 (30 años después de la fecha en que escribió las tarjetas postales), cuando Joaquín de Entrambasaguas descubría más detenidamente el contenido de este Códice. En el número 38 de la Revista de Literatura (pags. 29-32) el profesor Entrambasaguas se refería al manuscrito de Lope en su trabajo titulado “Un códice de Lope de Vega autógrafo y desconocido”, una descripción y trascripción del contenido del manuscrito al que llamaba Códice Daza en honor al propietario de entonces.
Desde el Duque de Sessa hasta hoy
La procedencia del documento está también perfectamente estudiada. Según los datos recogidos por el antiguo lopista Joaquin de Entrambasaguas (el primero que según los estudiosos lo vio y estudió, y uno de los poquísimos que lo han visto en este siglo) el manuscrito perteneció al Duque de Sessa, patrono y mecenas de Lope entre 1606 y 1635, y ávido coleccionista de su producción. Todo los escritos-borradores del genio, desde las comedias a toda su obra poética, fueron a parar a la muerte de Lope al patrimonio de Sessa. A finales del XIX, cuando se dispersó la colección de los Condes de Altamira y duques de Sessa, fue adquirido por Valentín Carderera, que lo vende a su vez a Luis de Madrazo. Su hija, Teresa Madrazo se casó con Mario Daza de Campos, en cuya familia se ha conservado hasta la fecha.
El dictamen de los expertos, que cuando examinaron el manuscrito estaba conservado en una bolsa de grueso plástico rojo, “lo que no parece en absoluto recomendable”, afirma que, en general, el estado de conservación del códice es bueno, “aunque atacado localmente por parásitos según se ve por las galerías que lo perforan, sobre todo junto al ángulo de encuadernación (véase por ejemplo en torno al f. 426), también en las guardas y en otras zonas”. Por lo que aconseja el tratamiento por parte de restauradores. Los expertos informaron también que en algunas páginas hay perforaciones debidas a tinta ferrogálica (véase p. 303) o a tachaduras rápidas; que la cubierta de pergamino se encuentra deteriorada con arrugas muy marcadas y que el volumen presenta el lomo deformado, tal vez por haber sido conservado en posición inadecuada durante mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario