La Biblioteca de Pinochet
Todo empieza como consecuencia de un procedimiento judicial por el que varios peritos acudieron a la residencia de Pinochet para cuantificar el valor de la biblioteca personal de Pinochet. Tras centenares de horas de trabajo la biblioteca, formada por casi 55.000 libros, se ha tasado en 2.560.000 de dólares. De acuerdo con lo escrito por Rodrigo García, nieto de Pinochet, en el libro testimonial Caso Riggs. La Persecución Final a Pinochet “la impotencia de ver a pelafustanes entrar y salir de su escritorio, con sus libros entre sus manos, le hicieron caer en cama por algunos días”.
Entre los 55 mil libros que Pinochet atesoró se encuentra parte de la biblioteca privada de José Manuel Balmaceda, una carta original de Bernardo O’Higgins y una particular edición sobre Manuel Rodríguez con timbre de la biblioteca del Instituto Nacional. Entre las muchas obras antiguas que aún conserva su familia, sujetas a embargo judicial, se cuenta una primera edición de la Histórica Relación del Reino de Chile, fechada en 1646 y escrita por el jesuita Alonso de Ovalle; dos ejemplares de La Araucana de Alonso de Ercilla que datan de 1733 y 1776, respectivamente; un Compendio de Geografía Natural y otro de Historia Civil, impresos en 1788 y 1795; un Ensayo Cronológico para La Historia General de La Florida, de 1722; una Relación del Último Viaje de Magallanes de la Fragata S.M. Santa María de la Cabeza, de 1788; y un libro de viajes a los mares del sur y a las costas de Chile y Perú, publicado en 1788 (foto a continuación) .
(Ver listado completo de Libros)
Encontramos también, por ejemplo, una biografía de Francisco Franco que Manuel Fraga Iribarne dedicó a Pinochet, así como otro libro dedicado al mismo por Manuel Contreras, actualmente convicto, cabeza de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), máximo organismo de investigación del gobierno de Pinochet.
Su librero más fiel y entrañable fue Juan Saadé, de aproximadamente la misma edad que él y que regentaba una librería de viejos que había fundado en 1941 con el nombre de La Oportunidad, ubicada en una antigua galería comercial de calle San Diego, en el centro de Santiago. Pinochet ya era cliente cuando aun era subteniente y solía comprarle libros de historia y geografía de Chile con cheques a plazo. Pero una vez que quedó instalado en el gobierno, el general de Ejército comenzó a pagar con cheques al día a nombre de la Presidencia de la República.
En la declaración jurada de bienes, realizada por Pinochet el 21 de septiembre de 1973, declaró poseer una biblioteca particular por un valor de 750.000 escudos (correspondientes a unos 12.000 dólares de la actualidad). De hecho de esa época hay ejemplares que llevan el timbre del teniente o ayudante mayor Augusto Pinochet Ugarte (ver foto siguiente). Entres estos libros aparecen unas primeras ediciones rústicas de Geopolítica (1968) y Campaña de Tarapacá (1972), dos libros de su autoría que tuvieron una cierta repercusión en el mundo militar.
Aunque es indudable la afición a los libros de Pinochet desde joven también es irrebatible que tras el Golpe de Estado de 1973 su biblioteca personal experimentó un sorprendente incremento, producto no sólo de regalos propios del cargo que ostentaba.
Otro librero aún guarda cientos de fotocopias con portadas de libros usados que ofrecía con regularidad al general Pinochet. Cuando el general se interesaba por algún título marcaba con un visto bueno la fotocopia de la portada para que se lo hiciera llegar a través de algún oficial encargado especialmente del tema.
De esta forma llegaron a sus manos títulos como Si Yo Fuera Presidente, de Tancredo Pinochet; El Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, de Hernán Vidal; El Gran Culpable, de José Suárez Núñez; El Guerrillero, de Chelén Rojas; Teoría Secreta de la Democracia Invisible, de José Rodríguez Elizondo; y El Mercurio y su Lucha contra el Marxismo, de René Silva Espejo. Algunos libreros de viejos recuerdan también que el general pedía todo lo que hubiese de Napoleón Bonaparte. También estaba muy interesado por Ortega y Gasset.
Un gerente editorial de la época fue citado hasta los mismos salones de La Moneda para que expusiera colecciones en especial sobre historia. Como era un proveedor nuevo, hubo que dejarle en claro que al general no le interesaba en lo más mínimo la ficción ni la poesía. El único texto propiamente literario que conservó en la biblioteca de su residencia de Los Boldos se titula El Rigor de la Corneta, de Arturo Givovich, y es un clásico de la literatura militar chilena.
De acuerdo con el informe pericial no menos de un 5 % (2.750 ejemplares) han sido especialmente encuadernados en piel. Lo que no precisa ese informe es que el trabajo realizado a piezas de todo tipo, desde valiosas colecciones completas de Benjamín Vicuña Mackenna a vulgares ediciones rústicas o simples revistas, fueron realizadas por Abraham Contreras, el más prestigioso encuadernador que ha tenido Chile.
Todas las imágenes son enlaces a la web de CIPER (Centro de Investigación e Información Periodística).
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1 comentario:
Tengo entendido que mandó a encuadernar la revista Condorito con tapas de cuero cuyo lomo rezaba: Historia de Chile, o páginas de la Historia de CHile...
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