jueves, 10 de febrero de 2011

Un sensor que cuida de nuestros libros antiguos

Los agentes ambientales que más afectan a los libros son la humedad relativa, la acidez, la luz y la temperatura. Actualmente, hay que sumar a esta lista la contaminación.

Tras más de 10 años de trabajo, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado el primer sensor capaz de medir la acidez del aire de forma sencilla y económica. Es una especie de 'parche' -con un precio de coste de 10 céntimos de euro- que alerta sobre posibles casos de exposición nociva para libros y otros bienes culturales como pueden ser manuscritos, obras de arte, ...

Se trata de un sensor que da una respuesta óptica a los cambios de acidez en el ambiente (cuando el PH es inferior a siete) variando su color. En este sentido, permite conocer la acidez ambiental y si ésta entraña algún riesgo para los libros. De esta forma, ante un PH normal el dispositivo presenta un tono rosado que va perdiendo su color según aumenta la acidez, hasta volverse amarillo. Por el contrario, cuando la acidez ambiental disminuye, la superficie se vuelve violeta.

El equipo también ha desarrollado un sistema de telemedida capaz de transmitir la información del sensor a un ordenador para su almacenamiento.

Aunque aún no está comercializado, esperemos que por su bajo coste y su gran utilidad acabe siendo usado en las bibliotecas como medida preventiva para que los libros puedan ser conservados de forma óptima.

Fuente: Noticia aparecida el pasado 3 de febrero en el periódico El Mundo.

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